Fuego

Lo que usted está a punto de leer no tendrá el mismo sentido que lo tiene para mí. Hablo de que la subjetividad impregnada en estas colillas de cigarros es profunda. Porque yo soy el que recuerda cómo se fueron las cenizas, y porque yo soy el que decide además, cómo narrarlo.
Es lo mismo que fumar: no espero que lo entienda, pero ojalá que lo disfrute.

jueves, 28 de mayo de 2015

Nostaré



28 de mayo, después de la marcha.
Tengo una (ex) compañera-amiguita que está viviendo en Argentina. Se aburrió de estudiar Historia acá, donde tiene que gastar casi 3 palos anuales, y se fue a estudiar lo mismo allá. Al menos no está gastando por arancel.
            Con la Sharon la relación era bastante extraña. Su carácter me pateaba cuático a veces. Me hacía sentirla insoportable. Pero a la larga, me daba cuenta que igualmente le tenía un cariño enorme. Y la echo de menos. Hablamos por whatsapp de vez en cuando. Para contarnos cosas muy triviales que nos hagan recordarnos. Una de esas es la Bebe, la cantante española del “malo, malo ereh”, que tiene un disco preciosísimo llamado Y. (y punto), como una forma metafórica de ponerle fin a ese período depresivo post-relación. Una de las canciones más potentes es Nostaré. Sharon me contó ese día mientras fumaba que se había acordado de mí escuchándola. Y yo me quedé cantándola todo el resto del día.

miércoles, 27 de mayo de 2015

Maña


27 de mayo, antes de las diez de la noche.
Mucha gente dirá que nueve meses no es tanto tiempo. Un mero período de gestación. No es un año. No son diez meses. Qué se yo. Pero de igual forma, pasar tanto tiempo con el Víctor me ha hecho llegar a conocerlo muchísimo más de lo que llegué a conocer a cualquier persona. Para él es lo mismo. Sabemos cuando el otro anda extraño. Incluso si son conversaciones virtuales. Nuestros ánimos traspasan ese tipo de fronteras.
            Ese día prendí el cigarro porque él andaba raro. Me contestaba cortante. Y a penas y se reía con las cosas ridículas que suelo contarle. Su respuesta fue igual que siempre: “no quiero hablar de eso ahora”. Para mí eso significa exactamente lo que significa, que no quiere hablar de eso ahora. Por lo mismo no indago. Me quedo piola y aguanto a que compartamos el pucho tranquilos y callados. No me aguanto las ganas, eso sí, de rayarlo con su maña. Que conste que lo aguanto también.

Pre-modernidad


27 de mayo, al almuerzo.
Como diría un gringo: that was a tough week bro’. Porque en serio. Después de tener que madrugar pa’ preparar bien el coloquio, se viene la prueba de Teorías de la Modernidad (alias El-ramo-de-los-sociólogos-cuadrados) con la mayor cantidad de lecturas del semestre. Y claro, uno lee, uno estudia, pero al final uno siempre siente que no sabe. Más cuando se trata de un ramo donde te descuentan puntaje por haber escrito “no obstante” en vez de “sin embargo”. En Historia no funcionamos así. Damos espacio a la interpretación, y muchas veces nuestra subjetividad se vuelve nuestra mejor herramienta. El punto de vista personal es lo que más enriquece una investigación. Pero no, para los sociólogos, la rigidez científica lo es todo.
            Por lo mismo necesitábamos un cigarro (fue un cigarro social). Que nos sirviera para tragarnos la angustia de que nos pueda ir mal.

martes, 26 de mayo de 2015

Ayudante de Braudel



26 de mayo, post-coloquio.
La experiencia no fue tan terrible después de todo. Nada salió como lo planeé, pero la improvisación me ayudó mucho más que la planificación excesiva. Obtuve felicitaciones y muchas recomendaciones.
            De ahí lo único que quedaba era fumarse un cigarro, conversando esta vez sobre la comunidad historiográfica. Álvaro Jara, “conocido” historiador chileno (entre comillas, porque en realidad ningún historiador es realmente conocido, salvo Villalobos, y lo es por hablar weás en la tele), según cuentan los mismos profes, siempre se ha jactado no sólo de haber estudiado en la Sorbona (para muchos la mejor Universidad en Historia del mundo), sino que también, y sobre todo, de haber sido ayudante de cátedra de uno de los historiadores más importantes del siglo XX a nivel mundial, Fernand Braudel. No daré la lata sobre quién era ni qué hizo. Pero pongo en duda aquello. Capaz que Jara a penas y lo conoció. Capaz que Braudel le respondió el saludo, y Jara se declaró su ayudante. Puras intentonas por figurar. Como los historiadores saben hacerlo.

Pre-Coloquio

26 de mayo, después de las doce.
Me gustaba admitir que estaba calmado. Veía a mis compañeros exponer sus proyectos de tesis en las sesiones anteriores del coloquio y pensaba: “esta weá es pan comido; los voy a dejar a todos con la boca abierta”. Pero claro, ya se sabe lo que pasa cuando uno escupe al cielo.
            Veinticinco de mayo, menos de 12 horas para presentar, preparando el tema. Y chucha, no sé nada. No me he aprendido bien esta palabra. Me tiritan las manos. Si tiemblo no podré leer lo que escribí. Pero ya es tarde pa’ aprenderse todo de memoria. Aunque no tanto. Pero no me gusta hablar de memoria. Mejor recordar lo que tengo que decir, apoyarse del power point. Pero el power no tiene que estar cargado con información, entonces conceptos claves. Pero igual a veces se me olvidan los conectores, y no puedo cagarla ahí, porque ya todos expusieron y les salió bien, y los últimos siempre tienen que ser los primeros. Y no, no puedo ahora, necesito un cigarro.