Fuego

Lo que usted está a punto de leer no tendrá el mismo sentido que lo tiene para mí. Hablo de que la subjetividad impregnada en estas colillas de cigarros es profunda. Porque yo soy el que recuerda cómo se fueron las cenizas, y porque yo soy el que decide además, cómo narrarlo.
Es lo mismo que fumar: no espero que lo entienda, pero ojalá que lo disfrute.

martes, 26 de mayo de 2015

Ayudante de Braudel



26 de mayo, post-coloquio.
La experiencia no fue tan terrible después de todo. Nada salió como lo planeé, pero la improvisación me ayudó mucho más que la planificación excesiva. Obtuve felicitaciones y muchas recomendaciones.
            De ahí lo único que quedaba era fumarse un cigarro, conversando esta vez sobre la comunidad historiográfica. Álvaro Jara, “conocido” historiador chileno (entre comillas, porque en realidad ningún historiador es realmente conocido, salvo Villalobos, y lo es por hablar weás en la tele), según cuentan los mismos profes, siempre se ha jactado no sólo de haber estudiado en la Sorbona (para muchos la mejor Universidad en Historia del mundo), sino que también, y sobre todo, de haber sido ayudante de cátedra de uno de los historiadores más importantes del siglo XX a nivel mundial, Fernand Braudel. No daré la lata sobre quién era ni qué hizo. Pero pongo en duda aquello. Capaz que Jara a penas y lo conoció. Capaz que Braudel le respondió el saludo, y Jara se declaró su ayudante. Puras intentonas por figurar. Como los historiadores saben hacerlo.

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