Fuego

Lo que usted está a punto de leer no tendrá el mismo sentido que lo tiene para mí. Hablo de que la subjetividad impregnada en estas colillas de cigarros es profunda. Porque yo soy el que recuerda cómo se fueron las cenizas, y porque yo soy el que decide además, cómo narrarlo.
Es lo mismo que fumar: no espero que lo entienda, pero ojalá que lo disfrute.

lunes, 25 de mayo de 2015

Gama Golf



25 de mayo, antes de encontrarme con la profe.
¿Alguien sabrá (además del personal de metro) qué significan los códigos en los que hablan por el altoparlante? Ya, están en una página de internet todos los significados de los mensajes. Pero revisarlos hace las cosas un tanto más aterradoras. Y es que muchos hablan de robos, vagones en llamas –exageración en modo: on– o peor, fallos técnicos.
¿No les parece terrible que no sean capaces de hablar con sinceridad? Porque claro, los usuarios del metro, una vez que éste se detiene por más de 4 minutos en una estación –y ahora no exagero, es súper anormal que un tren se quede más de 2 minutos en una estación– lo que más piden son explicaciones claras. Y lo único que reciben a cambio es una voz en off grabada de una mina que te dice, de lo más calmada: “señores pasajeros, nos encontraremos detenidos por más del tiempo normal, por su atención y comprensión, muchas gracias”. ¿Y de qué comprensión hablan. Si al final nada se comprende-entiende cuando lo único que escuchai’ como mensaje es: “alfa gamma beta sigma, estación Los Héroes”.

Heteronorma



25 de mayo, después de matemáticas.
No entraré a hablar de lo que significa heteronorma, porque pa’ eso necesito como veinte entradas más (se podría hacer un blog completo sobre micro-machismos, teoría queer, y el neo-feminismo). No lo haré porque no viene al caso.
            El cigarro lo prendí porque tenía ganas de fumar, y lo compartí con la Trini, la Gabriela y el Isaac (que también es gay, pero no lo admite). En un minuto hablábamos de un niño guapo de otra carrera, y la Trini saltó con un comentario como: “sí, pero tiene care’ mina”. Normalmente no me espanto por observaciones como esa, pero el Isaac es completamente distinto. Saltó de inmediato con el comentario: “qué heteronormado tu comentario”. Al rato seguían las quemadas, y la Trini obliga al Isaac a ir a comprar comida: “porque tú eres el macho de la relación”. Isaac estalló. Estuvo veinte minutos explicándole por qué, aunque sea hombre, no tiene por qué llevar el alimento al hogar, y que ese tipo de comentarios son los que culturalmente oprimen a la mujer, blah, blah, blah. Una lata.

AIE y EO


25 de mayo, en la ventana antes de modernidad.
Con la Gabriela, del 100% de las cosas que conversamos diariamente, 85% por lo menos (aunque yo diría que es una cifra muchísimo más alta), es incoherente. Nuestra amistad ha florecido tanto porque somos capaces de reírnos de cosas sin ningún tipo de sentido. Desde la exageración de decir que tenemos profes que fueron amigos de Jesús y Napoleón, hasta el despistamiento de asumir que el otro guardó una cajetilla de cigarros que dejamos en el suelo (y que nos hizo perder 18 cigarros en un solo día), nuestra relación progresa en tanto encontramos la posibilidad de hacer reír al otro.
            Por lo mismo me encuentro en un particular problema con esta colilla. Y es que no tengo idea por qué comenzamos a quitarle las consonantes a las palabras, pero sé que ahí dice Daniel y Nelson (debía decir Daniela, pero olvidé rayar la última a). Sólo recuerdo a la Gabriela apuntarme con el dedo y decir: “eo”. Romper en carcajadas con ella es algo que realmente disfruto de la vida.

Caballito de palo



25 de mayo, después del optativo.
La Paula tiene una actitud de señora inconfundible. Entiéndase por ello que su comportamiento tiende a ser como el de una mujer de avanzada edad. De hecho, puedo comparar con bastante facilidad sus arranques con los mismos que tiene mi abuelita. Entre esos está que siempre anda cantando una canción antigua, o de señora, sea de Marco Antonio Solís, Myriam Hernández, Ricardo Arjona, Rocío Dúrcal, o en este caso, Joseph Fonseca.
            Pacatá-Pacatá-Pacatá-Pacatá, a caballito de palo, a caballito de palo empezó la muy ridícula y el cigarro completo se centró en el contenido muy profundo de dicho tema.
            El problema no es que cante canciones de vieja. El problema es que son pegajosas (y ahora hasta yo hablo como Arjona), y por ende, quedamos todo el día cabalgando a clases. A caballito de palo.