Fuego

Lo que usted está a punto de leer no tendrá el mismo sentido que lo tiene para mí. Hablo de que la subjetividad impregnada en estas colillas de cigarros es profunda. Porque yo soy el que recuerda cómo se fueron las cenizas, y porque yo soy el que decide además, cómo narrarlo.
Es lo mismo que fumar: no espero que lo entienda, pero ojalá que lo disfrute.

martes, 19 de mayo de 2015

Desmotivación



19 de mayo, después del Seminario de América
Estudiar Historia no es sencillo. (No, no es una frase para comenzar a lloriquear). Podría justificar esto con un montón de comentarios sobre lo difícil que es pensar históricamente; lo complejo que es saber que muy probablemente no tendré pega de lo que estudié, y todo el esfuerzo –y tiempo, sobre todo tiempo– que requiere la carrera. Pero creo que hay una razón que excede a todas esas. Muy a menudo pienso que con tanta modernidars, y tesnología los hábitos que requieren paciencia –como usar una tetera, o formar una relación estable– se comienzan a deshacer. Entre estos hábitos se incluye también el leer. Fuimos formados –y deformados si se quiere– como seres visuales, y para alguien que creció con más de 4 horas de tv diaria, sentarse a seguir líneas y líneas de letras no es precisamente un ejercicio sencillo. Requiere de mucho entrenamiento. Y paciencia.
            Uno a ratos se cansa. Y siente que quiere que toda la carrera se vaya a la mierda. Porque todo lo que lees no te sirve de nada. Porque todo lo que trabajas no le interesa a nadie. Porque todo lo que haces –y en lo que pones especial esfuerzo– no va a tener ni la mitad del reconocimiento que tendrá alguien que estudió ingeniería, medicina, e incluso derecho. El cigarro lo prendí por eso. Buscando la evasión mía y de la Paz, de un mal día de Licenciatura en Historia. A ratos parece que las cenizas se llevaran el cansancio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario